En el silencio de la noche

En el silencio de la noche sentí como un sudor frío, muy frío me corría por el cuerpo. La cara pálida, casi transparente, podía ver mis venas recorriendo el rostro. La sangre fluía lenta y densamente, mi corazón se agitaba y una sensación de ahogo me enloquecía.
Sabía que algo espantoso estaba por llegar. La soledad comenzó a abrumarme y el temor que siempre sentí, en ese momento estaba más presente que nunca. Inconscientemente estaba esperando ese día... creo que en realidad lo espere toda mi vida... Luego…luego no recuerdo más sobre ese eterno y horrible instante.
Ahora me encuentro aquí. ¿En donde estoy? Aún no logro saberlo. Miro y solo veo vacío. El silencio es aturdidor, este lugar es más frío y solitario de lo que podría haber llegado a imaginar en mis interminables noches de angustia.
Aunque… los dolores lentamente desaparecieron, los malestares se esfumaron por completo. Tengo la piel rosada y serena, los labios rojos, me siento joven, mi cuerpo está fuerte, estoy como suspendida en el aire.
Nunca imaginé que sería así... Me cansé de escuchar sobre lo terrible que es el infierno, o de lo hermoso que es el paraíso. Pero nadie me retrató este lugar. O quizás nunca quise verlo. Nunca creí en que hubiera vida después de… Nunca creí en el cielo, ni en el limbo, ni en las almas que reencarnan en un cuerpo diferente cada vez.
Creo que ya es hora de comenzar a entender, a comprender, y abrir mi mente hacia todos esos misterios. De otra manera, creo que nunca podría salir de aquí, y quedaría suspendida en este estadío.
Supongo que soy responsable de todo lo que me pasó, absolutamente. De mis angustias, de mis pánicos, de mi soledad, y hasta de mi muerte. Mi mente se ocupó siempre de angustiarme, de boicotearme, de negarme constantemente y ocultarme… ¿Ocultarme de que? ¿Del peligro? ¿Del daño de terceros? El peligro está en nuestra propia mente. Es un arma filosa, que algunos saben manejarla y a otros se nos hace prácticamente imposible. Si hubiera podido verlo antes… quizás no hubiera llegado aquí tan pronto, o al menos, no hubiera vivido casi toda mi vida sola y encerrada. Ahora, sé porque tengo que volver a vivir, tengo que remediar todo el mal que me hice a mí misma y a los que intentaron ayudarme. Ahora sí que aprendí la lección…


FIN