¿Que pasa con el arte?

Es lamentable ver día a día como no reaccionamos ante la inminente pérdida de nuestra querida cultura, del Arte. Resulta cada vez más difícil ver algo inteligente en televisión. Hoy en día los que más perduran y más venden, son justamente éstos, los que “venden”. Son comerciantes a los que poco les interesa lo artístico y demasiado les importa el verde... Claro está que no hablamos ni del verde de la naturaleza, ni del “verde esperanza”. No. Claro que no. Y no es que no deba importarnos el verde, lo necesitamos , y que lindo es cuando lo tenemos, pero una persona cuya vida se base en el dinero, no es lo más saludable. Destruyen la cultura con sus formatos bizarros y poco interesantes, pero es lo que lamentablemente nosotros como pueblo consumimos. ¿Qué nos está pasando? ¿Tan dura y triste es nuestra realidad que preferimos desconectarnos y no pensar más? ¿Nunca más? Es una imagen realmente triste y conmovedora caminar por nuestra hermosa calle Corrientes y ver que los únicos teatros en donde el público desborda y rompe taquillas es donde vemos una carnicería humana-plástica ofreciendo los mayores placeres que una mente pueda llegar a imaginar. “Artistas” que emergen de los circos televisivos de mayor raiting en el país. Y en contrapunto ver al Artista, al gran artista, al soñador, al que hace lo que hace meramente por pasión y no por el verde. Desgarrándose el alma por atraer gente, por ser visto haciendo lo que hace, amándolo orgullosamente, pero sufriendo cada gota de sacrificio para permanecer, para llenar sala y no tener que seguir poniendo plata de su bolsillo. Para no marchitarse. Esto también es culpa nuestra, por permitir que suceda. Que el circo del chimento y de los falsos artistas hoy rija gran parte de nuestra cultura, de nuestros espectáculos, de nuestros teatros, de nuestros canales de televisión, de nuestras radios, es verdaderamente desalentador. Desalentador para uno como espectador, y sobretodo para uno como artista. Y ahí surge la primer diferencia entre artista y comerciante, mercenario. Si, el artista es simplemente un soñador, mientras que el otro de sueños no entiende nada. Artista el que realmente ama su profesión y se entrega por completo aunque muchas veces no vea ni un solo cobre. Artista el que pretende avanzar día a día, el que intenta buscar un camino a sus deseos y concretarlos, artista el que siente, el que sufre, el que ríe, el que llora, al que se le eriza la piel al estar realizando lo que quiere, lo que realmente lo conmueve, al representar un personaje o al imaginarlo, al crearlo, al pensarlo. El que tiembla de emoción al escribir, al bailar, al exponer su obra, al sentir esa cosquilla en la panza, porque sí, es muy parecido al amor. Al crear una historia, al llevar al espectador hacia una realidad paralela, a un mundo mágico y hacia el ejercicio mental. Hábito que se pierde con lo masivamente popular y comercial.
Esta decadencia se siente en todos los ámbitos, sin distinción de generaciones ni de niveles socio económicos ni de ningún tipo. Hoy ya no se prioriza la música sino la “performance” y es así que algún día alguien copió esa maldita palabra de afuera, y se impuso en nuestra moda. No importa la música que hagan, cuanto desafinen, si tienen ritmo, o son simplemente una combinación de ruidos molestos, solo importa que hagan una buena “performance” y tengan un estilo totalmente “loco” . Así es como nos perdemos de escuchar buenos músicos que permanecen en el anonimato. Hoy sólo se baila y se divierte al son de la cumbia, el reageaton, la pachanga. El piano, las partituras, la buena música y tantas vocalizaciones, uno siente que no sirvieron para nada, que quedaron olvidados y enterrados, y si quiere prosperar debe bailar al ritmo de la pachanga y guardar su orgullo en algún intimo rincón. Pues lo que quiere, lo que le da placer, no “vende” y si no vende, no le interesa a nadie, o sólo nos interesa a unos pocos. Y la verdad, es tan difícil, que a veces cansa y desgasta tanto, que uno se pregunta mil veces si quiere seguir o no. Claro que siempre seguimos optando por el sí, ya que si no lo hacemos nuestras vidas perderían sentido y caeríamos en una depresión severa. ¿Será el capitalismo salvaje del que hablan que nos esta convirtiendo en seres amorfos, dominados, estresados, absolutamente consumistas e incapaces de querer pensar?
Esperemos estar a tiempo de no ser consumidos por el gran mounstruo cebaceo de los reallitys “circo”, de las opciones teatrales cada vez menos profundas y más exhibicionistas, de los “falsos artistas mediáticos” y de la música cada vez más pobre.